miércoles, 16 de noviembre de 2011

1.1.4 Aféresis

Después de ver la prótesis, la epéntesis y la epítesis, toca la aféresis, la síncopa y la apócope. Adivina qué. ¡Son casi lo mismo! Pero en vez de poner un fonema de más, lo quitan. Estos intelectuales ya no saben qué inventar para tenernos a los estudiantes ocupados.

El nombrecito viene del griego, como siempre. Significa literalmente amachandrar, llevarse algo. Debe ser que había uno llamado Fer que siempre se robaba los yogures de la tienda, y cuándo se preguntaban a quién culpar, decían: «a Fer». Seguro que no robaba por vicio (la cleptomanía es casi tan antigua como la bisexualidad), sino por pobreza. Pertenecería a una familia sumida en la incultura. Por eso en la aféresis falta siempre algún sonido al comienzo de una palabra. Se los comen.


- EJEMPLO 1 -
—Padre, he decidido que iré a la universidad.
—¿'Ómo puedes traicionarnos d'este modo? ¡Tú 'as a trabajar en mi 'ufete de chatarreros!
—No, padre, yo seré... sicólogo.
El canoso hombre vio a su primogénito salir por la verja de uralita, rumbo a un futuro incierto. En el fondo estaba orgulloso de él. Después de todo, se le había escapado una aféresis.


- EJEMPLO 2 -
Este otro ejemplo es un chiste que ha pasado oralmente (porque en google no he encontrado nada) de generación en generación. Cuenta la historia de un niño que está comiendo con su familia y se mete una de patatas en la boca. Parece que al principio le gustan, pero se pone a llorar. Le preguntan:
—¿'Ican?
—¡No, son 'ocas!

Lo sé, terrible chiste. Tendrían que encarcelar a mi madre por contármelo. Pero al menos ayuda recordar qué era la aféresis.


- EJEMPLO 3 -
Batman quiere leer cómodo y llama a su nuevo mayordomo:
—Alfred Junior, tráeme el “lectorile”.
—¿Lo qué?
—El letril.
—¿Latril?
—Sí, el atril...
—Voy en un rato.
—Madre mía, Alfred, ¡cómo se te echa de menos!

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