jueves, 17 de noviembre de 2011

I Gran Torneo de las Figuras Retóricas

Como esto siga limitándose a dar definiciones y ejemplos, la gente se va a dormir. Así que recordemos las seis figuras que hemos visto y enfrentémoslas en el I Gran Torneo de las Figuras Retóricas (“Gran” es una apócope).

Las reglas del torneo son muy simples. Si alguno cae fuera del tatami o se rinde, pierde el combate. Si no se le ocurre ninguna aplicación lingüística antes de diez segundos, también quedará descalificado. Recuerden decir en voz alta, clara y proyectada el nombre de sus técnicas. Así queda más espectacular, aunque en teoría sea contraproducente porque se pierde fuelle al gritar y el contrincante puede prepararse para recibirlo.



PRIMER COMBATE:

Prótesis VS Aféresis.


A mi izquierda, mi tía Eugenia la de la prótesis; a mi derecha, Fer el robayogures. ¡Fight!


La tensión se palpa en el ambiente. Los dos luchadores se estudian con la mirada. ¿Quién atacará el primero? Y todo esto se lo estamos ofreciendo por cortesía de LápizCero Ediciones... ¡Atención, la tía Eugenia parece adelantarse!

—¡Por culpa de esta prótesis del pie no puedo correr la maratón de San Silvestre! ¡PROTESISAZO!

¡Increible! ¡Ha lanzado su prótesis a una velocidad supersónica de tres kilómetros por hora! Fer se arroja valerosamente hacia el proyectil pernero y... ¡Y ya no está! ¡Se lo llevó, junto con todos los yogures que guardaba el público en las gradas! No ha dejado ni una estela de humo de camino a la salida. Por aféresis de instrumental e indisposición de la tía Eugenia, ambos contrincantes quedan descalificados.


¡Que entren los siguientes luchadores!


Representando la epéntesis (intercalar), hemos fichado al Duque Paco de Pelayos. Originalmente el vampiro del ejemplo era otro, pero se niega a volver de Francia. Y como adalid de la síncopa (desintercalar), el mísmisimo Marcelino Pan y Vino. Entrevistémoslos un poco mientras una grúa retira a la tía Eugenia ¿Qué tal, Marcelino?

—Bien, Dios mediante...

Niño, paso de ti. ¿Y usted, señor duque?

—Puessh yo perdí los colmillossh cuando...

Sí, sí, mejor empecemos ya el combate. Ya se irá la tía rodando por un costado o algo. Cuidado, no la piséis.



SEGUNDO COMBATE:

Epéntesis VS Síncopa


¡El duque saca deprisa su arma retórica! ¿Qué es, un plato? Marcelino parece muy seguro:

—Señor duque, su pan no me tentará. Antes de venir ayer corriendo desde Castilla hasta Madrid, los franciscanos me dieron una aceituna entera, con hueso y todo.

—Jijiji, pero essh que esshto no essh pan. ¡Mira! —¡Oooh! ¿Cómo es posible contar con tal técnica? ¡Un plato lleno de lonchitas de jamón serrano! ¡Marcelino está babeando con la mirada perdida!— ¡JAMÓN LANZAMIENTING!

Miles de lonchas de jamón surcan el aire en dirección a Marcelino Pan y Vino, que no puede aguantar más y se las come todas antes de que lleguen al suelo. ¡El pobre niño ha engordado por lo menos veinte kilos de repente y no se puede ni mover!

—Perdóname, Señor... Pequé de gula. Iré al Infierno, pero es justo si es Tu Voluntad.

—¡Hahahahaaa! ¡Era de esperar! Como síncopa, no has podido evitar comerte todos los añadidos que yo, la epéntesis, hacía. Ahora niño... rueda.

El ganador del encuentro, Duque Paco, está haciendo rodar a Marcelino Pan y Vino hasta la esquina donde aún permanece la tía Eugenia. Parece como si... ¡Ha subido al niño encima de la señora!

—Essh un muñeco de nieve, jiji.

Y con esta nota de humor blanco y descolmillado, nos despedimos del primer ganador de esta ronda. ¿Qué emociones nos esperan ahora?



TERCER COMBATE:

Epítesis VS Apócope


La verdadera pelea que hubo aquí fue al buscar un luchador que quisiera representar a la epítesis. En los ejemplos me burlé de todo el mundo, así que sólo quiso venir un amigo: Paragoge, el paraguas con tos.

Para la apócope sí que vinieron mil y cien candidatos interesados, pero el poder supresor de esta Figura Retórica iba haciendo desaparecer uno a uno todos los luchadores que se ponían al final de la fila. Así que... Paragoge, eres el ganador, ¿tienes algo que decir?

—Cof, cof...


COMBATE FINAL


¡La emocionante final del torneo! ¡Tan emocionante, tan emocionante... que toda la gente se ha ido!

—Puessh normal: lessh roban lossh yoguressh, no lessh dan jamón, y les ponessh un paraguassh peleándose con la nada... ¡Me exshtraña que no sshe hayan ido antessh!

miércoles, 16 de noviembre de 2011

1.1.6 Apócope

Una apócope es un metaplasm do se produce la pérdid o desaparici de un o var fonem o sila al fin de algún palab.



- RETAHILA DE EJEMPLOS -


Adjetivos calificativos

—¡Buen día! —bueno.

—¿Tú saludando? ¿Qué pasa, es que es San Patricio? —santo.

—No estaría mal... —malo.


Adverbios

—Estoy muy triste, Gastón.

—¿Cuán mal está, señora abadesa? ¿Cuánto?

—Mucho. Pero gracias a tus arcaísmos, ahora sé que no estoy tan mal como otros.


Cardinales

He puesto cien mil y un ejemplos, creo que ya se entiende.


Ordinales

—¡Tonto el que llegue primero!

—¡Prímer!


Sustantivos

Un otorrino se cansó de ver la tele y decidió pasear. La moto no tenía gasofa, así que salió en bici. Unos nazis se la robaron y ni la radio le consoló.


Nombres propios

Adri (Adrián), Bea (Beatriz) y Ro (Rocío) estaban leyendo a Gabo (Gabriel [García Márquez, en este caso]). Pasó Fer (el de las aféresis) y les robó los yogures.

1.1.5 Síncopa

Al pobre Marcelino Pan y Vino le iba a dar un síncope porque vivía en un monasterio y le tenían matao de hambre. Encontró una barra de pan cortada a rodajas, lista para servir. Pensó en comerse un chusquito, pero entonces le descubrirían. Así que se comió un trozo de enmedio, para no romper la simetría.

Al final le descubrieron porque se comió otra rodaja y otra y otra, pero la idea de sincopar el pan era buena.


Igual hace la síncopa: suprime algún sonido dentro de una palabra.

Se cebó malamente con el latín, que al evolucionar al español quedó hecho unos zorros. Aparecieron un montón de dobletes de palabras que significaban parecido pero no lo mismo:


Delicado / Delgado
Laborar / Labrar
Comparare > comprar


Puede afectar a sílabas completas o grupos más complejos:

recitare > rezar

Así como a fonemas individuales:

VOCÁLICOS
collocare > colgar
límitem > linde

CONSONÁNTICOS
integrum > entero


- EJEMPLO -
El tren dejó a Venancio en la Puerta del Sol. Había quedado con su prima en la Plaza del Callao. No estaba nada lejos, pero con toda la gente que había, nadie se dignó a pararse a indicarle la calle que debía cruzar. Estaban demasiado emperrunaos porque el Real Madrid les dejó sin copa.
—Amnos de aquí, que no hay nada que mascar.
[En este ejemplo, la síncopa está en emperrunaos y amnos, pronunciaciones no normativas pero comunes. También en mascar, una transformación de masticar. No en Callao, ni en Cola Cao ni en Bilbao.]

1.1.4 Aféresis

Después de ver la prótesis, la epéntesis y la epítesis, toca la aféresis, la síncopa y la apócope. Adivina qué. ¡Son casi lo mismo! Pero en vez de poner un fonema de más, lo quitan. Estos intelectuales ya no saben qué inventar para tenernos a los estudiantes ocupados.

El nombrecito viene del griego, como siempre. Significa literalmente amachandrar, llevarse algo. Debe ser que había uno llamado Fer que siempre se robaba los yogures de la tienda, y cuándo se preguntaban a quién culpar, decían: «a Fer». Seguro que no robaba por vicio (la cleptomanía es casi tan antigua como la bisexualidad), sino por pobreza. Pertenecería a una familia sumida en la incultura. Por eso en la aféresis falta siempre algún sonido al comienzo de una palabra. Se los comen.


- EJEMPLO 1 -
—Padre, he decidido que iré a la universidad.
—¿'Ómo puedes traicionarnos d'este modo? ¡Tú 'as a trabajar en mi 'ufete de chatarreros!
—No, padre, yo seré... sicólogo.
El canoso hombre vio a su primogénito salir por la verja de uralita, rumbo a un futuro incierto. En el fondo estaba orgulloso de él. Después de todo, se le había escapado una aféresis.


- EJEMPLO 2 -
Este otro ejemplo es un chiste que ha pasado oralmente (porque en google no he encontrado nada) de generación en generación. Cuenta la historia de un niño que está comiendo con su familia y se mete una de patatas en la boca. Parece que al principio le gustan, pero se pone a llorar. Le preguntan:
—¿'Ican?
—¡No, son 'ocas!

Lo sé, terrible chiste. Tendrían que encarcelar a mi madre por contármelo. Pero al menos ayuda recordar qué era la aféresis.


- EJEMPLO 3 -
Batman quiere leer cómodo y llama a su nuevo mayordomo:
—Alfred Junior, tráeme el “lectorile”.
—¿Lo qué?
—El letril.
—¿Latril?
—Sí, el atril...
—Voy en un rato.
—Madre mía, Alfred, ¡cómo se te echa de menos!

miércoles, 2 de noviembre de 2011

1.1.3 Paragoge / Epítesis

Si un profesor te pide que utilices un paragoge en una frase, que sepas que no se lo ha estudiado. Que aunque parezca que te pida un paraguas con tos, en realidad se refiere a una epítesis de las de toda la vida. Si la epéntesis tenía el añadido enmedio, la epítesis lo tiene al final. Acuérdate de un epílogo (esa parte de los libros a donde nunca llegas) o de tu epitafio (tampoco lo vas a ver).

Esta figura es usada actualmente por letristas de radiofórmula para cuadrar las sílabas de los versos. Pero ya desde hace siglos la utilizaban en los romanceros para hacerse los guays. Añadían la e al final como si hubieran dejado el término original arcáico, porque eso vendía mucho. Pero la mayoría de las veces era para lo mismo que ahora, para la métrica.


- EJEMPLO (arcaizante)-
El santo Conde del Ciprese
relató su aventura felice
a la Vírgen de la Trinidade.
Luego llamó a su huéspede
y echó en su plato ahalbácar.


- EJEMPLO (en inglés)-
Ye Olde Shoppe

1.1.2 Epéntesis

La palabra Epéntesis viene del griego antiguo: epi (hacia [blas]) + en (en [en]) + thésis (puesto [lo que buscas al hacer una tésis]) = poner por dentro = intercalar.

O sea, que es lo mismo que la Prótesis, pero en el puto medio.

En general, el fonema o varios que metes dentro suele ser una vocal. Hay que ser muy retorcido para ponerte a hinchar palabras a base de vocales, pero no hay más que ver los neologismos. Ahí se intercala a posta, por vicio, pero de toda la vida lo normal ha sido hacerlo por necesidad.

- EJEMPLO -
Hubo un vampiro que vivió en la época prerrománica de la península ibérica. Él no hablaba español porque aún no existía, pero sabía que al hombro se le decía “humerum” en latín. En esto que llegaron los colonos romanos, que eran todos unos paletos. Tan paletos eran, que se les había caído la e de humerum por el camino. Así que el vampiro se tiró años persiguiéndoles de noche para convencerles de que dijeran humerum bien, con todas las letras. Nada, oye. Qué gente más cabezota, por favor.
Muchos tiempo después, los tataranietos seguían con el humrum, el humro, el homro... La cosa cada vez sonaba peor. El vampiro se exilió a Francia para siempre, así no tendría que soportar tanta mediocridad. Qué pena, se perdió la evolución de las lenguas romances. Cuando el vampiro se fue, los hispanos dejaron de sentirse agobiados por su academicismo y pudieron intercalar la letra b para que la r no rozase tanto. Desde entonces, en español tenemos la palabra hombro. ¿Somos unos paletos? Sí. Sólo unos paletos dirían el soso “Calavera” (suena a lavadora con cal) en vez del sugestivo “Calvarium”. O quizá no: después de todo, recurrimos al ornatus retórico de la elocutio. Mucho más distinguido, dónde va a parar.